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Foto del escritorEncuentro con Cristo

¿Cómo nos regocijamos en Dios?


Filipenses 4.4: Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos!



La Biblia nos enseña que el gozo de Dios nos fortalece y sostiene ante las adversidades. La Escritura también nos dice que “el reino de Dios no consiste en comida y bebida, sino en justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo”. En el cielo no hay personas tristes y afligidas, tampoco deprimidas, ni resentidas, ni enojadas con el Señor, ni con su prójimo. Están en la presencia de Dios en continuo regocijo. Pero en este mundo, también Dios habita en nosotros, y ésta ya es una razón de suma alegría. Esta verdad debe fortalecernos ante los tiempos difíciles.

Cuando Pablo escribió este texto, estaba encarcelado en Roma aunque seguía haciendo la voluntad del Señor. Pablo le habla a una iglesia constituida, libre, bendecida y, desde su condición (prisionero), anima a los hermanos de la iglesia de Filipos.


Él usa el término regocijarse, que tiene más fuerza que simplemente tener gozo. Regocijarse es tener dos veces gozo, un gozo doble, un gozo más fuerte e intenso. ¿Cuál era su secreto? la comunión con Dios, en medio de la adversidad o ante la bendición, Pablo adoraba al Señor. Cuando usted sabe que Dios es su escudo y que por encima de toda circunstancia está Su mano poderosa, puede descansar y confiar que todo llegará a buen puerto, que finalmente la voluntad del Señor se hará y esto es lo más importante. Y cuando obedecemos a Dios nuestro corazón se regocija, experimentamos una alegría que no es normal, es algo espiritual, es como una satisfacción que el mismo Espíritu Santo le comunica. Ese regocijo nos fortalece, porque el gozo del Señor es la fortaleza del creyente. Regocíjese en Dios.


Amados, amadas que la gracia del Señor nos permita seguir: “Creando Puentes” de regocijo en Cristo.


Le propongo un Punto de reflexión


Más que una reflexión, les invito a realizar una oración: Amado Dios, dame tu gozo, dame esa capacidad de perseverar con alegría en mi espíritu, no permitas que la prueba o adversidad llene de tristeza mi corazón. Tú eres más grande que todo problema, mi corazón confía en ti y por eso puede con tu gozo seguir adelante. Gracias Dios mío. Amén.


Que el Señor le bendiga. (María Guerrero)






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