24 de Octubre del 2023
Filipenses 2:5 “Haya, pues, en vosotros este mismo sentir que hubo también en Cristo Jesús”
Como un jefe hogar, dueño de casa o como se le quiera llamar, sabemos que debemos cuidar de nuestras esposas e hijos lo mejor que podamos; sabemos que es nuestra responsabilidad de que tengan un techo y nuestra obligación, asegurar el alimento en la mesa, y lo hacemos con alegría porque los amamos tanto que trabajamos duro para que no les falte nada y sean felices. Ahora he aquí una pregunta, ¿Qué pasa con aquellos a quienes encontramos que son antipáticos, orgullosos, altaneros, embusteros, mentirosos, arribistas? Por supuesto que es fácil amar a nuestra familia . hacemos cualquier cosa por ellos, pero es muy diferente cuando se trata de alguien más. ¿Amamos realmente a la gente o simplemente la toleramos?.
A veces las personas pueden ser muy difíciles, y pasa que en ocasiones creemos conocer a alguien, hasta que hacen algo que no nos gusta y nos sentimos defraudados, y cuando pasa esto, simplemente las evitamos. ¿Amo realmente a la gente? la respuesta es un “SI”, ¿Los amo como Jesús los ama? la respuesta es un “NO” rotundo. La humildad es un aspecto básico y necesario de la vida cristiana y tenemos el modelo perfecto en Jesucristo y como dice el apóstol Santiago: “ Dios se opone a los soberbios y da gracia a los humildes” (Santiago 4:6).
Hace mucho tiempo aprendí que cuando hacemos las cosas por nosotros mismos, generalmente nunca las hacemos bien o nos equivocamos. Juzgamos por la vista y nos dejamos llevar por los comentarios de otros, y ante ello la actitud que un cristiano debe reflejar es aquella que se enfoca en las necesidades e intereses de los demás y sin duda eso no es algo natural en nosotros, y cuando Cristo vino estableció una actitud totalmente nueva para relacionarse con los demás.
Imitando a Jesús se pueden Crear Puentes de empatía y Gracia hacia los demás.
REFLEXIÓN
¿Cómo podemos vivir hoy con la mentalidad de Cristo?, escuchando a alguien con empatía y gracia, sirviendo a alguien con entrega sin esperar nada a cambio.
Sean muy bendecidos. (Aarón Sánchez)
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