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Hablemos de bendición y no de maldición

26 de julio 2023


Génesis 48:9Y respondió José a su padre: Son mis hijos, que Dios me ha dado aquí. Y él dijo: Acércalos ahora a mí, y los bendeciré”.


En la actualidad, los jóvenes no muestran ¾o muestran muy poco¾ interés en formar familia, casarse y tener hijos. Generalmente consideran la paternidad o maternidad como un freno a su desarrollo profesional, a su libertad y a la posibilidad de disfrutar su vida. Y en muchas ocasiones, la concepción de un hijo no programado se transforma en una maldición.

Pero que hermoso cuadro es el que nos muestra el relato de Genesis 48: Jacob en su vejez, José su hijo, Efraín y Manasés sus nietos. Hay aquí tres generaciones, al leer la Biblia vemos que nuestro Señor es un Dios de generaciones, tenemos un ejemplo, cuando Dios dijo a Moisés: “Yo soy el Dios de tus padres, Dios de Abraham, Dios de Isaac, y Dios de Jacob”. Dios desea que nosotros lo sigamos, y también nuestros descendientes.

La Escritura dice que herencia de Jehová son los hijos (Sal. 127:3). En el versículo de hoy, José dice: “son mis hijos que Dios me ha dado aquí”. José reconoce que son un don del cielo, que Dios se los ha dado y honra al Señor declarándolo. Concluimos entonces que los hijos no son un problema, ni un obstáculo, sino una bendición de Dios, a través de la cual el Señor quiere perpetuar su Nombre.

Por supuesto, a veces en su proceso de formación, se originan dificultades, que requiere la sabiduría de Dios en los padres. El Señor nos encomienda instruirlos en Su camino, conducirlos hacía el propósito divino, y para lograr esto, definitivamente tenemos que hacer equipo con el Espíritu de Dios, pues el desafío es grande. Jacob como patriarca y líder de la familia, impone sus manos sobre Efraín y Manasés y abre sus labios para bendecirlos, declara palabras de bendición, de multiplicación, crecimiento y devoción a Dios. Vemos aquí la tremenda autoridad que Dios ha depositado en los padres, y por tanto la importancia de bendecir y no maldecir. Esto debemos hacerlo con nuestros hijos, orar por ellos, ministrarlos y profetizar palabras de bendición sobre sus vidas, pues los padres tienen la autoridad de Dios sobre sus hijos para hacerlo. Si en el pasado hubo palabras de maldición sobre los hijos, pues ahora en Cristo, es el tiempo de cancelar esas palabras ociosas y declarar palabras de bendición y victoria en ellos.


Amados, amadas que la gracia del Señor nos permita seguir: “Creando Puentes” de bendición para nuestros hijos


Le propongo un Punto de reflexión


¿Ora y bendice a sus hijos constantemente?


Los hijos son para nosotros un regalo de Dios, que debemos cuidar y formar con responsabilidad ante Sus ojos, animándolos y guiándolos al propósito divino.


Que el Señor le bendiga. (María Guerrero)




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