16 de septiembre de 2023
Lucas 8:41 “Entonces vino un varón llamado Jairo, que era principal de la sinagoga, y postrándose a los pies de Jesús, le rogaba que entrase en su casa”
Cuando en nuestro caminar aparece la adversidad, el cansancio ha logrado su efecto devastador y la fe en Dios es atacada por los dardos del enemigo, el corazón del creyente tiende a desfallecer. Es allí cuando el Señor viene y nos recuerda: “No temas, porque yo estoy contigo, no desmayes porque Yo soy tu Dios”, y vemos entonces que en nuestra debilidad somos fuertes, porque Él se engrandece cuando reconocemos que sin Dios nada podemos hacer.
Ese fue el caso de este hombre llamado Jairo, que era el principal de la sinagoga, es decir, una persona escogida para desempeñar ese alto cargo. El principal ejercía el gobierno de la sinagoga, integrado por un comité de personas notables de la comunidad. Organizaba los cultos y estaba acompañado por el ministro, el cual entregaba los rollos de la Torá a quien lo iba a leer y un tercer funcionario que recibía las ofrendas y las guardaba. En consecuencia, Jairo, ostentaba el más alto cargo en la sinagoga, el más respetado y admirado de su comunidad, él es quien se acerca a Jesús implorando ayuda, porque estaba sumido en el desespero y el dolor de que su única hija podía morir.
Jairo confió en Jesús, no solo le rogó que fuera a su casa, sino que se postro a sus pies. Un prestigioso funcionario judío arrodillado a los pies del humilde carpintero de Galilea. También perseveró, a pesar de los obstáculos: la incredulidad, y junto con ésta, el temor, el desánimo y la inconstancia. Vemos que vino uno y le dijo: “tu hija ha muerto, no molestes más al Maestro”, la incredulidad se contagia y produce temor y desánimo, sumado al temor a la crítica de parte de los sacerdotes y fariseos. Otro obstáculo a superar fue la multitud que rodeaba y seguía a Jesús, no era fácil llegar al maestro. Perseverar es una evidencia de fe, y la fe en Dios nos permite alcanzar la victoria.
En la casa lloraban y se lamentaban por la muerte de la niña, pero el Señor Jesús habló de vida cuando todos hablaban de muerte. Jesús transformó la crisis de Jairo. Recordemos siempre que Cristo tiene el poder para levantar a los muertos, y restaurar lo que se ha dañado. Él puede levantar al que ha caído, el Señor Jesús hizo el milagro y todos quedaron maravillados. Nunca olvidemos que “lo que es imposible para los hombres, es posible para Dios”. Jesucristo sigue sanando, salvando, liberando, él es mismo ayer, hoy, mañana y siempre.
Amados, amadas que la gracia del Señor nos permita seguir: “Creando Puentes” de confianza y perseverancia en Jesús.
Le propongo un Punto de reflexión
¿Está pasando por una crisis?
¿Siente que el mundo se derrumba a su alrededor?
Nuestro Dios es todopoderoso, no hay ninguna cosa difícil para él, confíe, persevere, siga avanzando a pesar de los obstáculos, Dios no se tarda él hará su obra.
Que el Señor le bendiga (María Guerrero)
Comments