16 de Octubre del 2023
Isaías 6:1 “En el año que murió el rey Uzías vi yo al Señor sentado sobre un trono alto y sublime, y sus faldas llenaban el templo”
Consideremos el contexto de éste encuentro de Isaías con el Señor. El rey Uzías muere después de cincuenta y dos años de reinado, de una penosa enfermedad: lepra, por su soberbia Uzías pecó contra Dios y sus últimos años estuvo leproso. El profeta Isaías en aquella época era muy joven. Era el profeta de la corte, primo del rey Uzías que gozaba de su amistad y los privilegios propios de su parentesco. Sin embargo, un día murió el rey y ese acontecimiento afectó la vida de Isaías
¿Qué hubo de extraordinario en la muerte del rey que impactó tanto al profeta? Leemos en las Escrituras que el rey Uzías fue un buen rey, coronado a los dieciséis años e hizo lo recto ante Dios mientras persistió en buscarle y fue prosperado por cincuenta y dos años, también era entendido en asuntos espirituales. Su reinado trajo terror a los enemigos de Israel con un poderoso ejército y máquinas de guerra inventadas por ingenieros de la nación. Fue un reinado de bonanza, paz, gran prosperidad, fortalecimiento militar, expansión de Judá (por cincuenta años, todos estaban felices con todo esto).
Isaías enfrenta ahora temor, incertidumbre y decepción; no comprende lo que está pasando y decide ir al templo. Que entre otras cosas, es lo que debemos hacer cuando vivimos situaciones como estas: buscar a Dios. Es fundamental mantener presente que Dios gobierna todas las cosas en todo tiempo. Isaías ve “al Señor sentado en su trono alto y sublime”, ésta posición indica gobierno, autoridad, esto lo entiende muy bien Isaías, pues según la tradición judía él era de sangre real. Nos añade la Biblia “Y sus faldas llenaban el templo”, las faldas nos recuerdan las túnicas usadas por los gobernantes, reyes, magistrados, sacerdotes, autoridades. Con ésta visión Dios le dice a Isaías: “yo continuó al mando, continúo gobernándolo todo, y como las faldas cubren y protegen, yo te cubro y te sostengo. No importa lo que ha pasado, Yo soy tu fuerza”. Ante el desaliento y la adversidad, debemos mirar la grandeza de nuestro Dios.
Cuando Saulo de Tarso tiene un encuentro real con Jesucristo su vida fue completamente transformada, se convierte en Pablo y pasa de ser un perseguidor a ser un predicador, dispuesto a dar su vida por aquel que un día perseguía. Un encuentro real con Dios nunca nos dejara iguales, su gloria y poder inevitablemente nos transforma.
Amados, amadas que la gracia del Señor nos permita seguir: “Creando Puentes” de aliento, basados en la grandeza de Dios.
Le propongo un Punto de reflexión
¿Está pasando por tiempos de incertidumbre y desaliento?
Recuerde, Dios continúa sentado en su trono, él gobierna todas las cosas, aunque las dificultades y obstáculos que enfrentamos, a veces nos hacen experimentar dudas e incertidumbres, el Señor mantiene el gobierno de todo. Debemos hacer lo que Isaías hizo, buscarlo y recibir su fortaleza y dirección.
Que el Señor le bendiga. (Maria Guerrero)
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