Jeremías 18: 4 “Y la vasija de barro que él hacía se echó a perder en su mano; y volvió y la hizo otra vasija, según le pareció mejor hacerla”.
Es sorprendente como Dios ama la obra más extraordinaria de su creación. Desde el huerto del Edén, y contemplando su maravillosa creación, el Señor Todopoderoso, ha sostenido un permanente cuidado y dedicación con esta humanidad que, de manera incesante, una y otra vez, se aleja del Padre amoroso que le llama a tener, constantemente, una reconciliación que profundice esa estrecha e íntima relación y comunión que por causa del pecado y desobediencia se ha hecho muy distante del creador y sustentador de todas las cosas. Nosotros al igual que su pueblo Israel nos volvemos permanentemente hacia lo malo; la idolatría, la vanidad, la vanagloria y el orgullo son conductas que obedecen a la condición de nuestro malvado corazón, olvidándonos de alguna manera lo bueno y bondadoso que es el Señor. Sin embargo, el texto de hoy, nos entrega, entre tanta obscuridad, palabras que alientan nuestro corazón. Dios tiene una increíble y maravillosa forma de actuar. Por lo tanto, Él no desecha lo que se echa a perder, tal como lo hace el mundo, sino que nos reutiliza todas las veces que sean necesario, moldeándonos, cual alfarero, con sus propias manos para hacernos una vasija mucho mejor.
Si hoy sientes que tu vida está rota, desecha o fragmentada por las aflicciones de este mundo, recuerda que estás en las manos del gran y perfecto alfarero que puede hacer todo nuevo en ti.
Bendito Dios, gracias por moldear este porfiado barro que somos, todas las veces que sean necesarias, muchas gracias por no desecharnos y ser paciente con cada uno, a ti mi Jesús rendimos todo lo que somos.
Amados hermanos que la gracia del Señor Jesús nos permita seguir “Creando Puentes” de plena confianza en la forma que Dios nos da.
Punto de reflexión
Solo somos barro frágiles y débiles, y eso Dios lo sabe muy bien; él conoce nuestra condición y se acuerda que somos polvo, lo maravilloso es que podemos descansar en que él nos dará la forma que mejor le parece, una forma que sin duda será la perfecta según su voluntad y sus planes.
Que Dios les bendiga. (Mercedes Cobeña)

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