25 de agosto 2023
1 crónicas 28:9 “Y tú, Salomón, hijo mío, reconoce al Dios de tu padre y sírvele de todo corazón y con buena disposición, pues el Señor escudriña todo corazón y discierne todo pensamiento. Si lo buscas, te permitirá que lo encuentres; si lo abandonas, te rechazará para siempre”.
Existen distintas formas de relacionarse con otros; hay relaciones que son simples saludos de pasillo, otras que son compromisos laborales o de cortesía, hay relaciones que son indeseadas o incómodas; sin embargo, cada quien puede decidir qué tipo de relación quiere establecer con otro. Cuando David se dirige a Salomón le invita a tener una relación con Dios excepcional, primeramente lo convoca a reconocerlo como su Dios, tal como él lo había hecho. Desde su juventud cultivó una relación honesta y cercana, donde pudo mostrarse tal cual era, con sus defectos y virtudes, reconociendo en todo momento la misericordia, bondad amor y majestuosidad del Padre por completo. Supo lo que era acudir derrotado tras sus fracasos y cómo el Señor es la única roca donde poder sustentarse en la debilidad y la angustia. Con alabanza permanente en su boca fue un hombre conforme al corazón de Dios. Le buscó sin cesar y le sirvió con la certeza que su única razón de ser era existir para Dios.
La base de su relación estaba en la devoción y el servicio entregado desde el anhelo de agradar al Señor de forma voluntaria y sincera, sin obligaciones ni tampoco por cumplir con actos religiosos. Dios no desea nuestras apariencias, tampoco ser una rutina diaria que cumplir; conoce qué existe en nuestro interior y nos busca para relacionarse con nosotros como nunca antes lo hemos vivido en cualquier relación humana. Ni siquiera imaginando la mejor amistad, ni la complicidad más grande con un hermano, podríamos entender lo que nos espera en esa relación única que Cristo desea tener con cada uno.
Asimismo, no sólo nos orienta con los pasos a seguir, sino que además nos trae la tranquilidad y la convicción que si lo buscamos estará disponible para encontrarse con nosotros. Esta es una relación sublime, personal e inigualable que Dios desea tener con sus hijos, pensada de acuerdo a la forma que Él nos dio según nuestros dones y virtudes, solamente debemos estar dispuestos a buscarla, vivirla y disfrutarla.
Amado Padre, venimos ante ti, queremos ser sinceros ante tu presencia y pedirte que nos ayudes a tener esa relación personal contigo. Sabemos que tú eres el único que puede traer paz a nuestra vida y ayudarnos a limpiar nuestro corazón de todas aquellas cosas que no nos ayudan a encontrarte; danos la convicción de querer buscarte todo los días de nuestra vida. Lo pedimos en el nombre de Tu Hijo, Jesús. Amén
Amados, amadas que la gracia del Señor nos permita seguir: “Creando Puentes” de encuentro en Cristo.
Punto de reflexión
¿Dónde se encuentra hoy en su búsqueda de Cristo?
¿Hay algo que quisiera mejorar?
Hoy es el mejor día para poder evaluar nuestra relación con Dios, y cómo quisiéramos llevarla adelante; miremos que nos limita y sigamos en su búsqueda constante.
Que el Señor te bendiga. (Paulette Díaz)
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